El título de este post es lo que tenéis que recordar siempre que penséis que habéis conseguido algo pero no tengáis nada firmado.
Uno piensa que con el tiempo no le va a volver a pasar, que ya se la han pegado suficientes veces, pero no. Como bien dice el refranero español "no hay dos sin tres". Yo añadiría "y sin cuatro y sin cinco".
Si os acordáis, el año pasado estábamos trabajando para una asociación/ONG. La persona que estaba al cargo de la oficina nos ponía todas las facilidades posibles y nos llevábamos bien con ella, aunque con la junta directiva teníamos nuestras diferencias. El caso es que empezamos un proyecto muy ambicioso a medias con ellos a condición de que si se aprobaba la subvención, nosotros recibiríamos nuestra remuneración por el trabajo realizado de ella.
Cuando el proyecto se aprobó, la persona de la oficina estaba más quemada que la pipa de un hippie y dimitió de su puesto. Ahora han puesto a otra que se hace llamar periodista y no tiene ni idea de cuáles son los medios locales (dato absolutamente verídico) después de vivir 5 años en el país (es extranjera). Una cantamañanas, vamos...
La junta se desentiende de lo dicho por la persona y de todo el trabajo que ya está hecho y además ha cancelado el acuerdo económico por otras labores que teníamos con ellos. Han insinuado que trabajarán con nosotros de forma esporádica, por lo que he decidido que esporádicamente incrementaré mis precios. Dado que ellos cambiaron las condiciones de nuestro contrato verbal yo también puedo hacerlo.
Se me ocurre otro refrán igualmente vádido: "mucho prometer hasta meter, pero después metido nada de lo prometido". Así que ya sabéis, las buenas palabras son muy volátiles. Una firmita y todo (o casi) arreglado.