La semana pasada tuve un mal momento laboral: cometí un error.

Resulta que fui a ver a un cliente con un boletín trimestral que revisamos juntos, corregimos lo que había que corregir (aquí cambia la foto, aquí la fecha está mal, etc.) y tan bonicos nos quedamos él y yo. Me fui a la oficina, hice los cambios y lo envié a la imprenta.
En este momento siempre suelo tener un miedito interno a haber metido un gazapo, o una foto a 72ppp que se me haya colado. Lo compruebo y recompruebo, y se lo doy a leer a mi socio para tener dos ojos más. Y aún así, suelo estar intranquila. Y sin embargo, esta vez estaba relajadísima.
Cuál es mi sorpresa al recibir una llamada del cliente diciéndome que hay no uno ni dos ni tres, ¡¡sino 4 errores en la portada!! Me quise morir. Le podría haber dicho que lo revisamos juntos y que él no lo vio (cosa que era real), pero el caso es que yo tampoco lo vi y eran varias cosas. La más grave el subtítulo de la noticia de portada. Técnicamente era responsabilidad del cliente por haber aprobado algo sin leerlo a fondo, pero...
¿Qué hicimos? Pues
proponerle si lo quería sacar de nuevo y sin coste para ellos.
¿Por qué? Pues
porque es un buen cliente, muy buen cliente. Y aunque a veces sepa mal asumir un error de varios cientos de euros, no cuesta tanto quedar bien con alguien que siempre ha respondido por ti y
que te ha hecho un homenaje.
Y además, para rematar el momento "vamos a no sentirnos tan mal por haber metido la pata", la imprenta nos hizo un súperdescuento de súperamigos para, en sus propias palabras, "ayudar todos un poco". Y bueno, eso te hace sentir bien, porque te sientes apreciado por la gente con la que trabajas e incluso por el cliente, que no dejaba de decirnos lo mal que le sabía todo aquello.
Es cierto que te joroba pagar por tus errores (nunca mejor dicho), pero para algunos clientes te cuesta menos que para otros :)